jueves, 1 de septiembre de 2011

Cobertura en la educación superior Por: José Fernando Isaza

El Ministerio de Educación tiene como meta elevar la calidad y la cobertura de la educación superior del 35% al 50% para 2014.

Estos objetivos, compartidos por la comunidad universitaria, requieren incrementos en los aportes del presupuesto nacional a las universidades públicas y el aumento del crédito con subsidio a través del Icetex. El sistema universitario estatal ha realizado estudios financieros que permiten concluir que los incrementos presupuestales previstos en el proyecto de ley de reforma al sistema de educación superior, sólo permitirían crear 47.000 cupos de los 645.000 que contemplan las metas oficiales, sin considerar los costos crecientes para mejorar la calidad. La Constitución dice que los responsables de la educación son el Estado, la sociedad y la familia.El Estado destina a la educación el 4,8% del PIB; menos de la décima parte se dirige a la educación superior. Las familias colombianas dedican un alto porcentaje de su ingreso a la educación terciaria de sus hijos. Del estudio de Blono del BIRF se deduce que el costo promedio de la educación de un hijo en Colombia equivale al 65% del PIB por habitante. El 28% corresponde al valor de la matrícula y el resto a costos de sostenimiento. En Suecia, las familias destinan el 4% del PIB por habitante al pago de la matrícula, en México el 15%, en Francia el 6%, en USA el 26%. Las cifras anteriores son un ponderado de las matrículas de las universidades.
Los créditos y las becas permiten moderar el impacto del costo de la matrícula. En USA los créditos educativos por estudiante representan el 13% del PIB por habitante. En Colombia, cerca del 4%. En el Reino Unido el 16%. Se concluye que las familias colombianas están cumpliendo su participación en la financiación de la educación superior de sus hijos. No sé de cifras sobre la participación financiera de la sociedad. Le corresponde al Estado reforzar su participación en una de las inversiones más rentables socialmente y con elevado efecto redistributivo: la educación superior. Los esfuerzos de ampliar el crédito educativo y el interés por resolver las necesidades del sistema universitario estatal, van en la dirección correcta. Se requieren, sí, decisiones de política que permitan asignar el gasto público a las prioridades del bienestar. Mantener el statu quo no distribuye el ingreso ni permite que el país afiance los valores de una democracia moderna.
La educación de calidad es costosa. Aumentar la calidad educativa requiere vincular más profesores de planta con mayores niveles académicos que, además de su función docente, cumplen tareas de tutoría, investigación y formación de semilleros de jóvenes investigadores. Las bibliotecas deben ampliarse y actualizarse, se deben disponer bases de datos que pongan al alcance de la comunidad académica los más recientes resultados de la investigación. La educación de calidad requiere de mejor infraestructura de aulas, de dotaciones deportivas, de lugares que permitan la realización de actividades extracurriculares. Adicionalmente, deben proveerse servicios de bienestar a la comunidad académica. Estos costos deben cubrirse; la evidencia permite deducir cuál es el actor que debe realizar un mayor esfuerzo.

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